sábado, 30 de enero de 2010

Y si el miedo...

Es increíble lo deprisa que se mueve el mundo...

A veces va tan deprisa que da vértigo pensarlo y darse cuenta de la cantidad de cosas que vivimos en muy poco tiempo.

Por eso, de cuando en cuando nos viene bien detenernos y pensar. Recapacitar las cosas que nos pasan.
Pero ojo! No hay que quedarse mucho tiempo quieto, porque recordad, el mundo sigue moviéndose. Y si te quedas quieto, pierdes muchas cosas que no puedes alcanzar porque ellas siguen la inercia de la vida...

Bueno, el caso es que, en una de esas paradas, llamémoslas "stop-and-go" (rollo F1), he dejado que mi cabecita divague sobre los miedos que tenemos.

Y es que, es curioso como muchas veces nos bloqueamos por su culpa. Dejamos de ser nosotros, dejamos de hacer cosas, en definitiva, dejamos de disfrutar de la vida.
¿Cómo es posible que algo que ni nos ha pasado nos bloquee? Porque los miedos se tienen a cosas que todavía no han pasado.
Sí, puede que sea por culpa de cosas que sí han pasado y que nos traen recuerdos negativos, pero el miedo se lo tenemos a lo que todavía no ha llegado.
Y, aún sabiendo eso, muchas veces cerramos puertas "just in case". Por miedo perdemos oportunidades.

Pero, ¿qué es aquello a lo que tememos?
En mi opinión, tenemos miedo al dolor. Físico y, sobretodo, emocional.

Igual que el condicionamiento clásico, cuando algo malo nos pasa, lo asociamos a una situación, una acción, incluso a personas. De forma que cuando vemos la posibilidad de que esa situación vuelva a darse, o tengamos que volver a hacer lo mismo, o volver a encontrarnos con esas personas, pues recordamos lo malo que nos pasó.
Pero a veces el miedo es irracional. Bueno, siempre lo es. Lo que quiero decir, es que a veces sin llegar a vivir lo mismo que nos causó el dolor, nos adelantamos a todo y nos asustamos pensando que al final acabaremos pasándolo mal.

Cuando sintáis miedo, setaos, relajaos y pensad "¿Y si el miedo me está impidiendo disfrutar de la vida?"
Y empezad a disfrutarla.

jueves, 28 de enero de 2010

¿Por qué?...

Hoy te he llamado.
Hacía mucho que no sabía de ti.

Hoy me has vuelto a mirar a los ojos. Y lo he visto.
Supongo que tú también lo habrás notado.

Hoy me he dado cuenta que nada había acabado.
Y, sin embargo, también sé que ahora ya todo es imposible.

Y, ¿sabes qué? Me sigue dando la misma rabia que cuando todo pasó. Pero supongo que he aprendido a vivir con ella. Ella me ha hecho añadir una nueva capa a mi coraza. Una de tantas que tengo gracias a su inestimable ayuda. Y he seguido adelante. No quedaba otro remedio. No me dejaste otra salida.

Y sigo pensando que todo es una lástima. Y sigo sabiendo que era lo mejor. Pero, aún así, muchas veces me pregunto "¿por qué?"...

¿por qué?
¿Cuántas veces hay que hacerse esa pregunta en la vida para darnos cuenta que hay miles de razones para cada situación?
Personalmente, las únicas respuestas que me veo incapaz de aceptar son las basadas en el determinismo.
El resto... las respeto, incluso las entiendo, aunque la mayoría de veces no las comparto.
Muchas veces aceptaré las cosas. Muchas veces agacharé la cabeza y volveré a mi agujero (seguramente de mala gana). Pero otras... otras veces lucharé hasta la extenuación por aquello que creo que es lo justo. Porque la vida está para disfrutarla y nunca entrará en mi cabeza que alguien no quiera hacerlo.

Pero, ¿qué te tengo que decir a ti? Tú eso ya lo sabes. Has vivido eso conmigo...

Y, no sé porque, hoy me apetecía decirte todo esto... Aunque tu ya lo sepas...