jueves, 28 de enero de 2010

¿Por qué?...

Hoy te he llamado.
Hacía mucho que no sabía de ti.

Hoy me has vuelto a mirar a los ojos. Y lo he visto.
Supongo que tú también lo habrás notado.

Hoy me he dado cuenta que nada había acabado.
Y, sin embargo, también sé que ahora ya todo es imposible.

Y, ¿sabes qué? Me sigue dando la misma rabia que cuando todo pasó. Pero supongo que he aprendido a vivir con ella. Ella me ha hecho añadir una nueva capa a mi coraza. Una de tantas que tengo gracias a su inestimable ayuda. Y he seguido adelante. No quedaba otro remedio. No me dejaste otra salida.

Y sigo pensando que todo es una lástima. Y sigo sabiendo que era lo mejor. Pero, aún así, muchas veces me pregunto "¿por qué?"...

¿por qué?
¿Cuántas veces hay que hacerse esa pregunta en la vida para darnos cuenta que hay miles de razones para cada situación?
Personalmente, las únicas respuestas que me veo incapaz de aceptar son las basadas en el determinismo.
El resto... las respeto, incluso las entiendo, aunque la mayoría de veces no las comparto.
Muchas veces aceptaré las cosas. Muchas veces agacharé la cabeza y volveré a mi agujero (seguramente de mala gana). Pero otras... otras veces lucharé hasta la extenuación por aquello que creo que es lo justo. Porque la vida está para disfrutarla y nunca entrará en mi cabeza que alguien no quiera hacerlo.

Pero, ¿qué te tengo que decir a ti? Tú eso ya lo sabes. Has vivido eso conmigo...

Y, no sé porque, hoy me apetecía decirte todo esto... Aunque tu ya lo sepas...



No hay comentarios: