Muchas veces se nos plantean situaciones en las que tenemos que hacer una elección. O mejor dicho, tomar una decisión (aunque al final la línea que separa estos dos conceptos, si es que la hay, es más bien estrecha).
Y claro, en el momento, y no siempre de forma sencilla, la tomamos. Pensamos en todas las posibilidades. Lo vemos desde todos los ángulos que se nos ocurren... y decidimos.
Si la decisión es acertada (qué difícil es definir el concepto de acertad@...) no habrá problemas y todo irá bien.
Pero, ¿y si no es acertada? ¿Y si por alguna razón aparecen elementos que no habíamos tenido en cuenta que hacen cambiar la perspectiva? ¿Y si, sencillamente cambiamos de opinión?...
¿Qué debemos hacer en este caso?
En mi opinión las opciones son dos:
- Negar el error, es decir, autoconvencernos de que ha sido lo correcto. Esta opción es peligrosa, ya que nos estamos engañando a nosotros, e intentamos hacer lo mismo con el resto de gente. Y lo peor es que al final nos acabamos creyendo que la decisión era la mejor y olvidamos que no lo era, con lo que dejamos de atender a cualquier razonamiento que diga lo contrario.
- Aceptar el error e intentar rectificarlo y corregirlo. Creo que siempre que se pueda volver atrás una decisión errónea, ésta sería la mejor opción. La razón es sencilla, las cosas que están mal hechas hay que rehacerlas bien, para que todo funcione correctamente. Y si podemos solucionarlo, ¿por qué no hacerlo?
Sin duda alguna, Rectificar es de Sabios.
2 comentarios:
La vida...un camino de rosas?
Es bonito caminar por un sendero soleado...lleno de rosas, y escuchando los cantos de los pájaros de fondo. Y aunque parezca utópico...a veces , en la vida, caminamos por este tipo de senderos. Yo misma doy fe de ello. Piensas, en esos momentos, q todo va a ser igual, q nada va a cambiar...y q ese sendero va a estar siempre ahí para ti, para q puedas caminar sin miedo y con seguridad por él. En ocasiones...ese sendero se vuelve oscuro y de difícil acceso, o simplemente se corta, y desaparece, encontrando una pared al final de éste. Otras veces, el sendero se divide en dos...y entonces dudas por cual de ellos continuar la marcha. Resulta una difícil decisión, ya q ambos están soleados, inundados de flores y con un dulce sonido de fondo... Y esta duda puede solucionarse rápido, escogiendo sin pensar demasiado y arriesgando, o puede estar rondado en tu cabeza un tpo...tanto, q al final...t hace mirarlos con más detenimiento y cerciorarte de si todo lo q antes veías era cierto, y llegas a la conclusión de q uno de los caminos no es tan idílico, y piensas, observas, analizas, y acabas descubriendo q realmente uno de ellos parece más oscuro q el otro, y no se escuchan tanto los pájaros, y no huele tan bien, pq de repente, te das cuenta de que las flores han desaparecido. Y digo yo: ¿no hubiera sido más fácil q el camino se hubiese cortado sin más, que hubiera aparecido una pared o se hubiese convertido en un lugar inaccesible? Tal vez sí...pero no todo se puede elegir, y en ocasiones...la situaciones aparecen...
Pues si alguna vez os encontráis con esta situación...con una elección tan importante...os aconsejo q analicéis ambos caminos detenidamente, porque entonces, seguro q la decisión es la correcta.
¡Q paciencia hay que tener!
Mi experiencia como maestra me ha enseñado la importancia de ser paciente. Trabajar con niños requiere la capacidad de esperar, aguantar, y actuar en el momento adecuado y de la forma correcta. El hecho de haber tenido como alumno algún niño q precisara necesidades educativas especiales ha aumentado en mí esta capacidad, ya que las prisas y la pérdida de los nervios no llevan a ningún sitio con ellos...por el contrario, el tiempo muestra los resultados, ya que su aprendizaje no sigue un ritmo normal, sino q es mucho más lento.
Por todo esto, por conocer lo difícil q es “tener paciencia”... tengo q agradecer a un amigo la forma en la que está llevando un tema que ronda últimamente por su cabeza, ya q la paciencia q está mostrando se sale de los límites de la normalidad.
Así q muchas gracias, guapo
Muchas gracias por tu comentario, de verdad.
Es uno de esos ejemplos tan ejemplificadores (como el del niño y el caramelo...) que me gustan tanto de ti.
Eres un sol.
Y ya sabes que cuando uno tiene paciencia para algo, es porque considera que vale la pena. A veces se equivoca, pero en este caso yo no creo que me equivoque (aunque el resto del mundo diga que sí... jejeje)
Claro que vale la pena!
Así que, muchas de nada preciosa!
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