Esta mañana me he levantado sabiendo que va a ser un día muy duro y largo.
Desde ayer he sufrido un torrente de emociones y sentimientos que a cada segundo inundan mi mente haciendo que pase del optimismo al pesimismo más radical, de la esperanza de un futuro mejor a pensar que todo lo que va a venir será malo.
En un mismo segundo siento nervios, incertidumbre, esperanza, impotencia, emoción...
Si os paráis a pensar, es curiosa la forma en que algunas situaciones nos afectan y hacen que en un determinado instante todo nuestro ser, todos nuestros pensamientos, en definitiva, nuestra vida, gire en torno a los acontecimientos que estamos viviendo.
Y más curioso aún es, tal y como me decía mi amigo Xavi (asias crack), que son esas pequeñas cosas, esas situaciones, las que luego recordamos con más nitídez, con más claridad y con más intensidad. Vamos, que son las que más nos marcan, por delante de muchas otras que, aparentemente y según la opinión de la gente que nos rodea, son más importantes. Y eso es, cuanto menos, bonito.
Yo me considero una persona muy racional pero a la vez, en algunas ocasiones, muy emocional. Y este tipo de cosas me afectan bastante. De hecho, me está afectando. Me está anulando. No puedo con tantas emociones. Y lo peor, no puedo con la incertidumbre.
Y para colmo, quiero tener ilusión por los acontecimientos que se pueden suceder en los próximos días, pero no quiero ilusionarme... difícil, eh? El caso es que intento convencerme que todo va a ir mal, por si acaso. Y claro, eso no es bueno para una persona. Pero, ¿y si me convenzo que todo irá bien y luego va mal?
Bueno, supongo que lo mejor es quedarme con las cosas buenas que me han pasado y simplemente no esperar nada del futuro (en el tema que me preocupa) porque no depende de mi.
Por cierto, como ya te he dicho muchas veces, sigues siendo genial, "come what may".
Un saludo!
jueves, 20 de diciembre de 2007
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1 comentario:
Hola!
No te conozco de nada, pero sin querer encontré tu comentario por la red y me ha llamado la atención. Yo buscaba una definición que me gustara de esperanza, y encontré tu blog.Casualidades de la vida quizá. El caso es que me he visto en cierta forma refleja, eso que describes de no querer ilusionarte, pero a la vez no conseguir dejar de hacerlo, es algo así como querer y no querer, aunque supongo que es algo que nos ocurre a todos muchas veces.
No he leido nada más sobre tí, pero me gusta tu forma de escribir, y expresar todo lo que hay dentro de tí, que por lo que se ve, es mucho. Pero bueno, al fin y al cabo es solo una impresión...
Ultimamente he estado dándole muchas vueltas al tema de las emociones, sobretodo a las positivas, en principio por motivos de trabajo, pero al final,creo que es inevitable el que te haga pensar dentro de tí. Por eso, respecto a lo que decías de ilusionarte o no, creo que es inevitable, y probablemente, algo que no podamos contralar. Si es cierto que después tal vez la desilusión sea mayor, pero si pensaramos así, nuestra vida sería bastante triste. Algo que también me ha llamado la atención, es cuando hablas de las pequeñas cosas que tiene la vida... ¿Qué sería de nuestras vidas sin esas pequeñas cosas? Es dificil imaginar, ya que son las pequeñas cosas las que te hacen esbozar una sonsira cuando menos lo esperas, y las que hacen de nuestra vida, una vida feliz!
Por cierto... no te he dicho mi nombre,jeje!Me llamo Nuria. Un saludo, ánimo y a seguir escribiendo!!
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